La madurez ética
Aquí se relacionan los tres niveles que presenta Kohlberg con tres momentos progresivos de la moral del individuo en camino hacia la madurez ética. Se relacionan el nivel Preconvencional con una moral de actos, el nivel convencional con una moral de actitudes y el nivel Posconvencional con una moral de orientación de la vida que da sentido moral a la existencia. Hay aquí un progreso moral en la vida del individuo que lleva hacia la madurez de ser sujeto ético. No se pretende que haya una relación total y simétrica entre los niveles kohlberianos y los tres momentos que se presentan aquí, sólo se quiere hacer ver otro enfoque del progreso moral del individuo.
Moral de Actos en relación con el Nivel Preconvencional.
Esta moral tiene en cuenta cada acto aislado para juzgar la bondad o maldad del mismo. No se mira más allá de la materialidad observable y medible de un acto, no se tiene en cuenta el contexto en que se realiza, ni las intenciones del sujeto que lo ejecuta. Esta moral sólo juzga en relación a la materialidad literal de unas normas que determinan el modo de actuar, por consiguiente, cada acto es considerado en forma aislada de todas las dimensiones del ser humano y de la existencia contextualizada de la persona. El acto está encerrado y acabado en sí mismo. Este tipo de moral considera los actos o conductas como yuxtapuestos uno al lado del otro sin más referencia que la norma que lo determina; de este modo, la sumatoria de actos buenos o malos, o el promedio de los mismos dan un valor moral a la persona. No se tiene en cuenta que el acto o conducta moral se origina en una persona humana que posee su propio pasado y que éste influye en las conductas actuales. Se ignoran los compromisos, los sentimientos e ideales que condicionan y orientan el actuar de las personas. En este tipo de moral, los actos, en su aislada materialidad, son la clave para juzgar sobre la moralidad de los individuos.
Si se compara este tipo de moral con el Nivel Preconvencional, se ve que este nivel se ubica en una moral amarrada a la letra de la norma que juzga lo bueno o lo malo por la materialidad del acto. Así “la perspectiva en la etapa primera es la de un realismo moral ingenuo, es decir, la significación moral de una acción, su bondad o maldad se ve como una cualidad real, inherente e incambiable del acto, lo mismo que el volumen o color son cualidades inherentes a los objetos”. (Kohlberg, 1992, p. 574).
Moral de Actitudes relacionada con el Nivel Convencional.
La actitud es una predisposición interior para actuar permanentemente en una determinada dirección. Las actitudes comprenden creencias, sentimientos, tendencias y hábitos que influyen en la acción. Éstas motivan, impulsan y dirigen el comportamiento a compromisos morales, de este modo, se van formando los hábitos morales que son las virtudes.
En este segundo tipo de moral, los actos ya no están aislados, porque las actitudes os aglutinan y les dan una consistencia y ordenación direccional; así, los actos responden a unas determinadas actitudes y forman una cadena que las actitudes enlazan. Hay aquí una moral más autónoma que la moral de actos, pues éstos estaban antes manejados aisladamente por el eventual premio o castigo, por la autoridad y la norma. La actitud, por el contrario, al ser predisposición interior, da más autonomía a la persona. La moralidad de los actos se origina en la bondad o maldad de las actitudes. De allí que éstas además de aglutinarlos, les da una connotación moral. A su vez, la moralidad de los actos está relacionada con los valores o desvalores de las personas.
Si se relaciona la moral de actitudes con el Nivel Convencional, se ve que en este nivel se valora la comunidad, las relaciones con los que se vive, la regla de oro que nos hace poner en el lugar de otro, los acuerdos y pactos que nos comprometen con una comunidad concreta. Estas actitudes valorativas dirigen y engloban todos los actos hacia la comunitariedad, la solidaridad, la perfeccionan las comunidades en que se vive. Como es obvio, este tipo de moral se acera más a la madurez ética que la moral de actos, porque es un paso adelante en el desarrollo moral.
La Moral de Orientación en la vida relacionada con el Nivel Posconvencional.
La moral de orientación en la vida dirige y unifica las actitudes hacia un proyecto moral. Esta moral unifica las actitudes cuando les da un sentido pleno al definir su orientación. Se puede definir esta moral como el conjunto de principios y valores propios de la persona madura que guían los pensamientos, sentimientos, voliciones y conductas hacia o bueno. Este tipo de moral es propio de las personas que tienen una cosmovisión moral unificadora de la existencia.
El ser humano que llega al mundo se inserta en una sociedad moralizada propia de esa cultura moral, porque nace en un mundo moral predeterminado. A medida que se posesiona en la vida, también va haciendo su proyecto ético, es decir, busca qué quiere hacer de su vida. Él busca una vida auténtica al hacer su proyecto de vida, de este modo llega a ser un sujeto ético cuando se tiene un sentido de la propia existencia, porque el sentido de ésta no puede eludir lo moral. Al respecto Allport afirma “que un sentido integrador de la obligación moral proporciona una filosofía unificadora de la vida”, (Allport, 1978, p.363) que caracteriza la madurez psicológica de la persona.
Este tipo de moral se ubica en el Nivel Posconvencional donde el sujeto moral, sin dejar su pertenencia y compromiso con la comunidad, va más allá de los contratos y consensos sociales, porque tiene un grado mayor de autonomía moral. Él se rige por principios éticos universales que son los que orientan su proyecto de vida. De esta forma, la Moral de orientación supera y engloba la moral de actos y la moral de actitudes y se ubica en el nivel donde la dignidad propia de todo ser humano es el principio que orienta y legitima las propias convicciones morales. Se puede resumir este tipo de moral diciendo que esta Moral de Orientación justifica y concatena los actos hacia un objetivo y unifica las actitudes del sujeto ético hacia su proyecto.
Aquí se relacionan los tres niveles que presenta Kohlberg con tres momentos progresivos de la moral del individuo en camino hacia la madurez ética. Se relacionan el nivel Preconvencional con una moral de actos, el nivel convencional con una moral de actitudes y el nivel Posconvencional con una moral de orientación de la vida que da sentido moral a la existencia. Hay aquí un progreso moral en la vida del individuo que lleva hacia la madurez de ser sujeto ético. No se pretende que haya una relación total y simétrica entre los niveles kohlberianos y los tres momentos que se presentan aquí, sólo se quiere hacer ver otro enfoque del progreso moral del individuo.
Moral de Actos en relación con el Nivel Preconvencional.
Esta moral tiene en cuenta cada acto aislado para juzgar la bondad o maldad del mismo. No se mira más allá de la materialidad observable y medible de un acto, no se tiene en cuenta el contexto en que se realiza, ni las intenciones del sujeto que lo ejecuta. Esta moral sólo juzga en relación a la materialidad literal de unas normas que determinan el modo de actuar, por consiguiente, cada acto es considerado en forma aislada de todas las dimensiones del ser humano y de la existencia contextualizada de la persona. El acto está encerrado y acabado en sí mismo. Este tipo de moral considera los actos o conductas como yuxtapuestos uno al lado del otro sin más referencia que la norma que lo determina; de este modo, la sumatoria de actos buenos o malos, o el promedio de los mismos dan un valor moral a la persona. No se tiene en cuenta que el acto o conducta moral se origina en una persona humana que posee su propio pasado y que éste influye en las conductas actuales. Se ignoran los compromisos, los sentimientos e ideales que condicionan y orientan el actuar de las personas. En este tipo de moral, los actos, en su aislada materialidad, son la clave para juzgar sobre la moralidad de los individuos.
Si se compara este tipo de moral con el Nivel Preconvencional, se ve que este nivel se ubica en una moral amarrada a la letra de la norma que juzga lo bueno o lo malo por la materialidad del acto. Así “la perspectiva en la etapa primera es la de un realismo moral ingenuo, es decir, la significación moral de una acción, su bondad o maldad se ve como una cualidad real, inherente e incambiable del acto, lo mismo que el volumen o color son cualidades inherentes a los objetos”. (Kohlberg, 1992, p. 574).
Moral de Actitudes relacionada con el Nivel Convencional.
La actitud es una predisposición interior para actuar permanentemente en una determinada dirección. Las actitudes comprenden creencias, sentimientos, tendencias y hábitos que influyen en la acción. Éstas motivan, impulsan y dirigen el comportamiento a compromisos morales, de este modo, se van formando los hábitos morales que son las virtudes.
En este segundo tipo de moral, los actos ya no están aislados, porque las actitudes os aglutinan y les dan una consistencia y ordenación direccional; así, los actos responden a unas determinadas actitudes y forman una cadena que las actitudes enlazan. Hay aquí una moral más autónoma que la moral de actos, pues éstos estaban antes manejados aisladamente por el eventual premio o castigo, por la autoridad y la norma. La actitud, por el contrario, al ser predisposición interior, da más autonomía a la persona. La moralidad de los actos se origina en la bondad o maldad de las actitudes. De allí que éstas además de aglutinarlos, les da una connotación moral. A su vez, la moralidad de los actos está relacionada con los valores o desvalores de las personas.
Si se relaciona la moral de actitudes con el Nivel Convencional, se ve que en este nivel se valora la comunidad, las relaciones con los que se vive, la regla de oro que nos hace poner en el lugar de otro, los acuerdos y pactos que nos comprometen con una comunidad concreta. Estas actitudes valorativas dirigen y engloban todos los actos hacia la comunitariedad, la solidaridad, la perfeccionan las comunidades en que se vive. Como es obvio, este tipo de moral se acera más a la madurez ética que la moral de actos, porque es un paso adelante en el desarrollo moral.
La Moral de Orientación en la vida relacionada con el Nivel Posconvencional.
La moral de orientación en la vida dirige y unifica las actitudes hacia un proyecto moral. Esta moral unifica las actitudes cuando les da un sentido pleno al definir su orientación. Se puede definir esta moral como el conjunto de principios y valores propios de la persona madura que guían los pensamientos, sentimientos, voliciones y conductas hacia o bueno. Este tipo de moral es propio de las personas que tienen una cosmovisión moral unificadora de la existencia.
El ser humano que llega al mundo se inserta en una sociedad moralizada propia de esa cultura moral, porque nace en un mundo moral predeterminado. A medida que se posesiona en la vida, también va haciendo su proyecto ético, es decir, busca qué quiere hacer de su vida. Él busca una vida auténtica al hacer su proyecto de vida, de este modo llega a ser un sujeto ético cuando se tiene un sentido de la propia existencia, porque el sentido de ésta no puede eludir lo moral. Al respecto Allport afirma “que un sentido integrador de la obligación moral proporciona una filosofía unificadora de la vida”, (Allport, 1978, p.363) que caracteriza la madurez psicológica de la persona.
Este tipo de moral se ubica en el Nivel Posconvencional donde el sujeto moral, sin dejar su pertenencia y compromiso con la comunidad, va más allá de los contratos y consensos sociales, porque tiene un grado mayor de autonomía moral. Él se rige por principios éticos universales que son los que orientan su proyecto de vida. De esta forma, la Moral de orientación supera y engloba la moral de actos y la moral de actitudes y se ubica en el nivel donde la dignidad propia de todo ser humano es el principio que orienta y legitima las propias convicciones morales. Se puede resumir este tipo de moral diciendo que esta Moral de Orientación justifica y concatena los actos hacia un objetivo y unifica las actitudes del sujeto ético hacia su proyecto.
