El hombre “arrojado” a un mundo moralizado.
Ontogénesis moral.
Cada hombre al nacer, con su herencia genética y su estructura moral que posibilitan el desarrollo de ésta, es “arrojado” a un mundo con costumbres morales (moral vivida) y con normas morales (moral formulada) que él asimila. De modo parecido a lo que ocurre con el lenguaje (nacemos con la capacidad del habla y aprendemos el idioma materno) el hombre nace con la capacidad moral y asimila las morales del mundo moral preexistente; la conciencia moral se forma en las morales de la sociedad que le dan un contenido moral específico.
El ser humano no es individualmente responsable de los contenidos morales: valores, normas, principios y costumbres de la sociedad en que ha nacido; no tiene la posibilidad de elección de una determinada moral al nacer. Por consiguiente, se zambulle vitalmente en valoraciones y normatividades que orientan sus conductas. En el primer momento de su desarrollo moral es producto de la naturaleza (lo heredado) y de la cultura (lo aprendido). Es así como el comportamiento moral surge de la interacción entre lo innato heredado y lo cultural aprendido. Hasta este momento se tiene una moral heterónoma. Pero como el hombre es inteligente y libre se pregunta: ¿Por qué debo cumplir las normas de la sociedad) ¿Me llevarán a una vida feliz? Estas preguntas lo hacen reflexionar críticamente sobre los contenidos morales recibidos, pues hace juicios de valor al deliberar y preferir determinadas conductas morales y al buscar su propia orientación en la vida. De este modo, se progresa hacia una moral autónoma, o sea, hacia la ética que es moral pensada; se realiza un progreso moral que da identidad y autonomía ética al hombre y, por consiguiente, responsabilidades. En conclusión, se va haciendo sujeto ético al pasar de a moral heterónoma a la ética autónoma.
Es así como se conjugan e interrelacionan en cada ser humano, en cuanto a la moral, la pertenencia al a especie, la socialización del individuo y la autonomía personal, en un progreso moral que va de la amoralidad del recién nacido, pasa por la moral heterónoma de las culturas y termina en la autonomía de la reflexión ética.
